martes, 29 de diciembre de 2009

M con María.

Morel es de los tipos que preparan todo. Todo perspicaz, todo evaluado, todo previsto. Morel es de los tipos cautos y prolijos que no le gusta ensuciarse el pantalón de traje cuando llueve. Por eso, tiene un juego de impermeable y paraguas en el estudio y otro en la casa. Uno nunca sabe cuando se viene la tormenta.
Esta tormenta es justamente a las 13 hs. cuando Morel tiene que salir al banco. Pero la lluvia no es molesta cuando uno tiene resguardo preparado de antemano.
Morel camina por la calle ceñido en su sobretodo escuchando la lluvia golpear el paraguas. Los bares están llenos, los techitos congestionados y solo unos pocos merodean entre las gotas.
Entre esos pocos está María. María en la esquina con sus sandalias finitas que resbalan y su vestido empapado. María mirando las gotas, Maria mirando la nada incompleta. María incompleta mirando la nada. Cuando el auto se le viene encima ella no siente más que el manotazo de Morel que la saca de la calle.

María está desconcertada abajo del paraguas de Morel, que la mira desde lo alto. Ella llora, ella está como el clima. Pese a lo extraño, él la abraza y le dice
-“Te prometo que no te vas a mojar nunca más”
En ese momento, María se lo cree.

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